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Registros femeninos de propiedad intelectual en Chile (1886-1925)

Solapas secundarias

Origen del movimiento intelectual femenino en Chile


Las pioneras en la creación intelectual fueron la mujeres de elite, por su mayor acceso a la lectura, la escritura y los viajes y por ser las primeras en ingresar a la educación formal.

Las prácticas liberales de sus maridos o familia les permitieron acceder a los salones aristocráticos, grupos de carácter mixto donde se reunían de modo informal los ilustrados de la oligarquía para el cultivo intelectual en el siglo XIX (Doll, 2007). En ellos, se conversaba de música, literatura, arte, política, filosofía, ciencia y viajes.

Las mujeres de la elite vieron en este espacio una oportunidad para su expresión y desarrollo personal sin las restricciones tradicionales, por lo que algunas asumieron el liderazgo y la jefatura de los salones.

Entre "los salones de mayor fama figura[ba]n aquellos organizados por damas casadas o viudas que invita[ba]n y recib[ía]n en los salones de su casa a destacados intelectuales, políticos, artistas chilenos y a extranjeros ilustrados", explica la profesora Darcie Doll en su artículo De los salones a la sala de conferencias.

Las mujeres encontraron en ellos una alternativa académica, pues en su formación se elevaban a la categoría de 'ciencia' los conocimientos domésticos vinculados a su formación como madre y dueña de casa.

El salón operó para la mujer de elite como una institución de autoeducación informal, ya que incitó su desarrollo intelectual: el cultivo de la escritura, la lectura, la música y el baile. Su dedicación sistemática al estudio para aportar en estos encuentros, le dio una voz propia sobre la cultura y la política.

El acceso de las mujeres a la educación y su papel en el progreso de la nueva nación como formadoras de ciudadanos fue fundamental para que ellas ingresaran al espacio público que hasta ese momento les estaba vedado.

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